Con el pasar del tiempo, la problemática de los desechos electrónicos se ha agravado muchísimo y a pesar de los esfuerzos, continua agravándose. Recientemente, un equipo de investigadores del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley del Departamento de Energía de EE. UU. Propuso una posible solución: circuitos ecológicos.

Sobre este tema, informaron sobre la buena noticia en la revista Advanced Materials, se trata de un avance tecnológico muy importante, que podría evitar que los equipos portátiles y otros artilugios electrónicos terminasen en los vertederos y mitigar de esta forma los riesgos para la salud y el medio ambiente de los desechos de metales pesados.
En un estudio anteriormente publicado en la revista Nature, el equipo de investigación descubrió que incorporar enzimas purificadas como la BC-lipasa en materiales plásticos, aceleraba su degradación. Esta vez, en lugar de costosas enzimas purificadas, el equipo de investigación utilizó «mezclas» de BC-lipasa más baratas y listas para usar. Esto disminuye enormemente el precio y facilita la producción en masa del circuito.
Los investigadores desarrollaron una especie de «tinta conductora» imprimible que consiste en un aglutinante de poliéster biodegradable, un relleno conductor como escamas de plata o negro de humo y una mezcla de enzimas disponible comercialmente. La conductividad de la tinta proviene de partículas de plata o negro de humo, y un aglutinante de poliéster biodegradable actúa como pegamento.
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El experimento ya está siendo probado y pinta muy bien
Los investigadores utilizaron una impresora 3D con tinta conductora para imprimir patrones de circuitos en una variedad de superficies, incluido plástico biodegradable duro, plástico biodegradable flexible y tela, demostrando que la tinta puede adherirse a una variedad de materiales. Después de que la tinta se seque, se forma un dispositivo de circuito integrado.
Para probar su vida útil y durabilidad, los investigadores almacenaron un circuito impreso en el laboratorio durante siete meses sin controlar la humedad o la temperatura, y descubrieron que el circuito era tan conductor como antes del almacenamiento.
Sumergieron el circuito en agua tibia para probar su reciclabilidad. En 72 horas, los componentes del circuito se degradaron en partículas de plata, se separaron por completo del aglutinante de polímero y este se descompuso en monómeros reutilizables. Los investigadores recuperaron fácilmente el metal sin procesamiento adicional y, al final del experimento, determinaron que alrededor del 94 por ciento de las partículas de plata podían recuperarse y reutilizarse.

El circuito aún era degradable después de 30 días de funcionamiento, lo que indica que estas enzimas aún estaban activas. Esto se debe a la adición de un protector enzimático. Los investigadores dicen que el circuito podría ser una alternativa sostenible a los plásticos de un solo uso utilizados en la electrónica transitoria, como los implantes biomédicos o los sensores ambientales, que se descomponen con el tiempo.
Estos avances son muy significativos y pueden representar una nueva era de tecnología ecofriendly. Pues, es bien sabido que a día de hoy, uno de los mayores problemas al que nos atenemos los seres humanos es la increíble cantidad de material electrónico que estamos botando, sin darle ningún otro tipo de uso. Avances como estos nos hacen creer que es probable trabajar por un mundo más verde, sin necesidad de sacrificar nuestras comodidades tecnológicas.
Ahora bien, a pesar de que esta tecnología parece ser una verdadera solución, aún se encuentra en pañales, por lo que debemos seguir esperando a que los distintos investigadores vuelquen sus esfuerzos a desarrollar cada vez más y mejores tipos de circuitos ecológicos.